martes, 11 de agosto de 2009

Decreto locura

Bueno, cerca de finalizar mis vacaciones me dispongo a cumplir uno de los puntos decretados en mi manifiesto de vacaciones que consiste en desempolvar el blog.
En este tiempo han pasado muchas cosas, la mayoría llenándome de satisfacción incomparable...

Empiezo por relatar de manera breve un acontecimiento que ha traído consecuencias, como una pequeña bola de nieve que ha crecido aún en el calor infernal del sureste mexicano.

Hace meses algunas circunstancias de mi vida y mi persona cambiaron, como las amistades y dejar atrás cosas que, aunque disfrutaba, tuve la oportunidad de darme cuenta que me mantenían encerrada en un pequeño círculo (de personas, de actividades y de posturas) que no me permitían ver más allá de lo que realmente me era necesario, de lo que me apasiona, de lo que me ayuda en realidad para crecer.

Gran parte de la vida, como todos, la viví sabiendo cosas, sabiendo lo que debía hacer, pero sin embargo el confort y la falta de actitud me llevó a mantenerme en situaciones que lejos de ayudarme sólo me perjudicaban. Entonces empecé a tomar acción... a hacer cosas que el miedo, la inseguridad o la flojera no me dejaron realizar por muuuuuuuuuuchos años.

El dibujo y la pintura, pasión estancada desde mi infancia, tomaron importancia volviéndose una prioridad (incluso sobre otras cosas que también disfrutaba) al darme cuenta que lo que amo en realidad (o necesito, en su defecto) no tiene por qué quedarse en último lugar.

El ejercicio, mi aspecto, involucrarme en cosas y con gente que sean una ayuda y no una limitante son unas de ellas.
Como dicen por ahí, si quieres un novio bailarín, pues frecuenta algún antro, no un café...
De la misma manera, si necesitaba optimismo y acción, "pegarse" con personas con estas características es lo más indicado para conseguirlo.

Hace unos meses, después de haber tomado el riesgo de hacer cosas que me apasionaban y otras que me eran necesarias, tuve la suerte de toparme con un grupo de personas que me han ayudado a moverme, sacudiéndome de la comodidad de mi casa, de mis pretextos y de mis miedos.
Recuerdan el famosísimo comercial de los tiempos de los ochentas con aquella cancioncita de "únete a los optimistas"? Bueno, un lugar como este llegó a mí (o más bien yo llegué a él).
Este tipo de grupos o de lugares es criticado y catalogado como de locos por personas que creen que no hay que buscar más opciones en la vida, que creen que tienen todo resuelto o peor, que nada se puede resolver; que basta con ser siervo del destino en lugar de ser partícipe y actor de él.

La bola de nieve ha consistido en que es algo en lo que se ha involucrado una de las personas más importantes de mi vida, mi sobrina Sol, siendo esto ocasión para que a su corta edad y sin tener que esperar a la mía, empezara también a "moverse".
Estos días he disfrutado enórmemente el verla salir a diario (dejando su rutina de encierro, tele, computadora y comodidad) con su nuevo entrenador, el cual la ayuda a ejercitarse físicamente con el fin (además de sacudirse miles de limitantes, miedos y prejuicios) de volverse más independiente, dominar su silla de ruedas, aprender a valerse por sí sola y a darse cuenta que en su condición es responsable de su propia vida.

Ambas estamos aprendiendo lo mismo, yo no ando en silla de ruedas material pero por muchos años estuve en una "mental" que me limitaba en muchos aspectos siendo aún mucho más peligrosa y dañina.

Ahora entiendo lo que es tomar acción, arriesgarse al 100 por ciento y hacerse responsable del propio destino. Creo que mi rosa blue, también lo está aprendiendo...

La bola de nieve va creciendo y esta semana envolvió a mi sobrinito, quien ya forma parte de este grupo de locos.

Doy gracias a Dios por esta locura que no quita, sino que da vida ya que nos sostiene...

Les dejo una imagen de mi rosa blue "sostenida" por varios locos...



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