domingo, 14 de octubre de 2007

Capella



El 5 de octubre tuvimos una presentación en la Parroquia de San Francisco con motivo de las actividades organizadas por la feria del Patrono, que por cierto es el Patrono de la Ciudad.


Fue una presentación hermosa en el patio del exconvento, con sus contratiempos (como todas) y con la sensibilidad desbordando.


Siempre hay cosas que suelen hacer difíciles (solo por no encontrar una palabra más adecuada) este tipo de eventos o cualquiera en el que se haya que estar al cien para entregar todo de sí. Que si los micrófonos nos desgracian los efectos vocales, sobre todo si no estan bien ecualizados y no tenemos nada para escucharnos a nosotros mismos; que si es un lugar al aire libre; que si hay eventos a la par del nuestro que crean una mezcolansa de sonidos (algo medio popular en el parque y una misa de quince años a esa hora, en la que generalmente no hay misas); que si el viento nos vuela las hojas que no pudimos enganchar con nada; que si los nervios; que si el sentimentalismo.... En fin...


Tantas cosas previas y durante... pero al final un hermoso repertorio: Al alba venid, Fata la parte, Amor vittorioso, Te quiero, Din dirin din, Chacona, Cucu cucucú, Mas vale trocar, Contraponto bestiale... y otras más que por el momento se me escapan.


Las cosas previas fueron las de ensayar desde el mismo día de la cremación de Francisco y durante toda la semana... las carreras de todos, sobre todo de Wilbert que estaba de viaje, para llegar... la organización... la sensibilidad en la que nos encontrábamos todos...



Pero, como siempre, la presencia de algunos familiares y amigos, incomparables tesoros para todos nosotros. Y al final, una hermosa presentación, dedicada a Francisco.


Prometo compartir el material que haya, sólo déjenme rescatarlo con el camarógrafo y fotógrafo oficial. Por lo pronto les dejo una sola foto que nos tomó esa misma noche para una hermosa publicidad y la màs clara de unas que me mandaron por mail.

viernes, 5 de octubre de 2007

Panchito


Bueno, estoy de vuelta; no en el mejor de los estados, como quería, pero de vuelta al fín.

Los últimos días han sido un poco difíciles, muy tristes y estresantes tambìén. Hasta ahora no había podido entrar por haber incrementado mis actividades... mis amigos del ensamble vocal y yo fuimos invitados por autoridades del Estado a participar en el antiquísimo Orfeón de la Ciudad para una presentación de villancicos el mes de diciembre. Los ensayos eran todos los días y terminábamos algo tarde, además se nos juntaba con los ensayos del propio ensamble, ya que tenemos una presentación mañana (más bien hoy) entre las actividades realizadas con motivo de la Feria del Patrono de la Ciudad: San Francisco.

No había entrado a publicar una entrada, de hecho ni a revisar tan siquiera el correo, por esta falta de tiempo y por estar esperando la oportunidad de hacer un post en el que quería hablar de una persona muy querida para mí y para el resto de mis amigos. Como no tenía material para hacerlo esperaba que uno de ellos me proporcionara el que tiene, pero en su vida familiar también hubieron tiempos difíciles y no era oportuno ni siquiera distraer con este tipo de cosas sus mentes y sus espíritus.

Este tiempo difícil, se volvió aún más y mucho muy triste desde este lunes, en el que recibimos la noticia de que Francisco (al que quería dedicarle el post que menciono) falleció después de una larga y dura enfermedad. Esto ha causado una enorme consternación en todos los conocidos y no tan conocidos, un dolor muy grande, pues es una persona muy conocida y querida por muchos.

Francisco, Panchito, Panchis, como le decíamos los amigos más cercanos, nos dejó. Una gran persona, un gran amigo, un gran artista. Lo único que hice, esperanzada en poner material de él mismo, fue agregar a mi tune feed el Ave María de Caccini, interpretado por su cantante favorita, la gran Cecilia Bartoli, tema que lo identificaba por ser uno de los que incluyó en sus últimas presentaciones y el cual cantaba como nadie.

Hacía mucho que no sentía una tristeza como esta, pero la compañía incomparable de mis amigos y por supuesto de mi familia, la ha hecho fortificante para el alma, aunque estemos tristes y susceptibles al grado de agarrarnos de las greñas o estar desanimados. Sin embargo, este sentimiento triste y a la vez fortificante es lo que nos hace no querer parar, continuar, como lo habría hecho Panchis de haber tenido la oportunidad. Es por eso que aún el día que lo cremaron retomamos los ensayos diarios.
De ahora en adelante, creo que todo lo que hagamos con el ensamble o fuera de él, tendrá un nuevo significado para cada uno de nosotros que conocimos y quisimos a Francisco.

Al leer esto noto que no es lo mejor que he escrito, pero estas son unas de las letras que llevan más parte de mi corazón, y de mis tristeza también.

Los abrazo fuertemente.